Nuestro trabajo de campo es tradicional y limpio. Evitamos tratamientos agroquímicos que estamos seguros de que no favorecen en nada ni la vida de la uva ni el resultado final en botella. En la actualidad estamos cerca de obtener el sello oficial de viñedo ecológico y formalizar así en papel nuestra práctica diaria, que consiste en patear el campo cada día, tocar cada racimo y adaptarnos al flujo natural de su proceso.
Estamos orgullosos de nuestra viña, y por eso recibimos con los brazos abiertos a todo aquel que quiera venir a conocer nuestra finca, con el mismo respeto y pasión que nosotros le ponemos.